25 jun 2012

Los clientes del IFE

Te has preguntado, ¿cuánto dinero gana el Instituto Federal Electoral por tu voto? ¿qué porcentaje de tus impuestos pagas para poder votar? ¿qué pasaría si el IFE no recibe esta cantidad? ¿cuánto te cuesta el sufragio? Estas son preguntas que la mayoría de los mexicanos esquivamos; cambiamos por las promesas deslumbrantes del candidato favorito o simplemente las envolvemos en la bandera y las aventamos desde El Castillo de Chapultepec.

Haciendo una analogía que puede parecer burda, ¿sabe usted que pasa cuando una marca comercial, digamos una refresquera muy famosa, empieza a vender menos productos en un año? Sí, tiene razón, le reducen el presupuesto. Lo invito a pensar unos minutos entre las similitudes de la embotelladora y un IFE con menos “clientes”.

Más allá del romanticismo, la ilusión cívica y el pensamiento dogmático acerca del candidato X o Y… o por primera vez en la historia el candidato XX, lo invito a reflexionar sobre los miles de millones de pesos que gastan todos los partidos en época de elecciones, ¿sabe quién se los dio a gastar? en efecto, el IFE. Personalmente creo que el gran éxito de esta operación se encuentra en dirigir la atención del elector a las grises y falaces propuestas de los candidatos a presidente, (no “presidenta” como insiste en auto denominarse la menos afortunada desde el punto de vista propagandístico) y en sus escándalos, con la finalidad de ahorrarnos el dilema cívico de hacernos estas preguntas. Más allá de pensar que todos los candidatos quieren ganar a como de lugar, yo me pregunto ¿qué le interesa realmente a la partidocracia que satura la escena política con sus monigotes, ganar seis años el poder… o mantener sus brutales nóminas, privilegios y caprichos? ¿seis años de favores acotados para algunos o un futuro de abundancia para todos los miembros? Por favor piénsalo con detenimiento. Si analizamos la comunicación del IFE, el mensaje principal es “vota, no importa por quién pero vota”, si regresamos al ejemplo de la refresquera sería algo así como “compra, no importa el sabor pero compra”.
En estos momentos, en los que la repetición frenética de este mensaje, nos ha comunicado que el valor político del ciudadano consiste en “ser responsable” y votar, aun cuando durante más de 70 años, hoy olvidados por muchos, nos convencimos de que el sufragio no hacía ninguna diferencia, queremos creer desesperadamente que el voto es una herramienta de poder y decisión, que el voto es mucho más que un espejismo democrático, que realmente puede cambiar el rumbo de un país en el que no se respeta patológicamente la ley y el tejido social está prácticamente disuelto. ¿Y qué se necesita para seguir siendo cliente del IFE? muy fácil, seguir registrando nuestro “consumo” cada vez que votamos; es decir, más votos; más presupuesto, más dinero para los partidos. Una fórmula fácil pero altamente efectiva si se combina con el mensaje de no dejar “qué otros decidan por ti” aunque, si lo pensamos fríamente, así fue durante la dictadura del PRI y así probablemente siga siendo, después de todo, soltar el poder no es fácil. ¿Qué efecto puede tener el “voto nulo” si al final seguimos “consumiendo” IFE? Sí queremos realmente  conseguir un cambio basta con revisar la fórmula a la inversa: Menos votantes, menos presupuesto, menos dinero para los partidos. Estoy seguro que eso sí generaría un cambio. Garantizado.

3 comentarios:

Fernando Rms dijo...

Creo que nunca hubo un "cambio de gobierno", porque no hay dictadura que dure 100 años, por eso optaron por el PAN para decir que si hubo tal "cambio", y ahora ¿nos esperará otros 70 años de priismo?

Albanner dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Albanner dijo...

Desafortunadamente, no creo que dejen de imprimir las boletas que no se usaron, siempre tendrán presupuesto para crear todo el circo, aunque nadie fuese a votar. Yo estoy de acuerdo en lo que expones, aunque ya ejercí mi derecho y lo anulé, sé que tampoco sirve de nada, pero a mi modo de ver, encuentro que la única estadística que sí aparece en el IFE después de los partidos es la de los votos nulos, y no la del abstencionismo, esa ni siquiera figura. Yo consumí y lo vomité, eso es lo que hice. Un abrazo.